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‘No queremos ser más esta humanidad’, y algo más de la artista trans Susy Shock

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Camila Pastorini Vaisman

Miércoles 7 de abril de 2021

Susy Shock nació en Buenos Aires en 1968. Se autodefine como “artista trans sudaca”, y es actriz, poeta, música, coplera, militante. Si bien desde la adolescencia hizo teatro, fue en 2007 que publicó su primer libro, Revuelo sur (Editorial Nuevos tiempos), y desde entonces su carrera artística ha sido prolífica y multidisciplinar. En 2011 publicó Poemario transpirado y Relatos en canecalón (ambos por Nuevos tiempos), y luego Crianzas (Muchas nueces; 2016) y Hojarascas (Muchas nueces; 2017). En noviembre del 2020 salió a la luz Realidades (Muchas nueces), su poesía reunida, que relanza sus tres primeros libros (inconseguibles por años) y algunos poemas inéditos, acompañados por ilustraciones de León Ferrari. También tiene dos discos en su haber: Buena vida y poca vergüenza (2014) y Traviarca (2019). Además, Shock ha aparecido en películas y colaborado en más de una decena de discos de diferentes artistas. También ha escrito para el suplemento Soy, del diario Página 12 y en las revistas MU (Cooperativa Lavaca) y Maten al mensajero (Ediciones La parte maldita).

En el que es sin dudas su poema más conocido, “Yo, monstruo mío” (Poemario transpirado, 2011), Shock se autoproclama “poeta de la barbarie”. Si Benjamin afirmaba, en sus “Tesis de filosofía de la historia”, que todo documento de cultura es también un documento de barbarie, Susy Shock se propone escarbar en cada uno de esos documentos y enunciar la barbarie (no en el sentido en que la pensaba Benjamin) en primera persona (del plural, generalmente). En toda su obra aparece con fuerza el cometido de releer la historia (a contrapelo, acotaría nuevamente Benjamin) y reescribirla. En Hojarascas leemos:

No queremos ser más esta humanidad

La tarea es, entonces, irrumpir en el relato hegemónico (cis-hétero-winca-patriarcal, capitalista y occidental), cuestionarlo desde sus premisas fundamentales, diagnosticar su fracaso y fundar la base de un nuevo relato, que es la base de un nuevo mundo, sudaca y travesti. Junto con su socia de ideas Marlene Wayar, autora precisamente de Travesti, una teoría lo suficientemente buena (Muchas nueces; 2018), Shock formula una suerte de nueva epistemología, una cosmogonía travesti que es a su vez una estrategia estética de poder. A fuerza de “metaforizarnos en la pelea, poetizarnos las nalgas” (Hojarascas), Shock despliega una poética reivindicativa y erótica, clasista y tierna, programática y escatológica, culta y popular, soberbia y amorosa, irreverente y travesti.

También en Hojarascas, dice Shock que dice Wayar: “Porque tenemos un cementerio entero en la cabeza”. Transversalmente a toda su obra, Susy Shock ha construido una suerte de panteón profano dedicado a la memoria de un no pequeño número de personajes, algunos conocidos y otros tan anónimos que desdibujan la (ya desdibujada) frontera entre ficción y realidad. Así es que, entre poemas y canciones, media docena de veces leemos sobre Lemebel y otras tantas sobre Batato Barea, y Fernando Noy, Marlene Wayar, Lohana Berkins, Diana Sacayán y hasta sobre César Vallejo. Pero también leemos sobre El Mingo y la Loreta, y la amiga de Norma. Susy arma un plantel de próceres comunes y corrientes para ese nuevo mundo que proyectan sus versos, inscribe sus nombres en la historia (la Memoria, con mayúscula).

Como podemos apreciar en los videos seleccionados, la puesta en voz de los poemas de Shock delata su formación dramática. Mezcla declamación con arenga la mayor parte de las veces, proyecta potente la voz, modula con teatralidad. Hay un mensaje que es importante transmitir, y también hay la búsqueda de un diálogo. Susy incorpora interjecciones de valor fático, repite versos que no se repiten en la versión escrita para mayor impacto, cuando el público se ríe espera a que terminen para continuar, apura el tempo y estira la pausa según la atmósfera deseada le dicte.

En sus poemas son frecuentes las apariciones de los tacos, del canecalón (recordemos el título de su tercer libro, Relatos en canecalón), de las medias emulando tetas. La operación de montado del propio género es expuesta en la poesía, la travesti se verifica como autora y montajista de sí misma, y en ese sentido la composición deliberada de la voz que da cuerpo al poema se vuelve totalmente relevante. La publicación de la poesía reunida de Susy Shock es una gran noticia porque habilita el (re)descubrimiento de buena parte de su obra literaria, pero a su vez pone de manifiesto la peculiaridad de su circulación previa: quienes hayan conocido a Susy Shock en los últimos cinco años leerán quizás por primera vez poemas que ya conocían a la perfección por haberlos escuchado. La poesía de Susy Shock circula por youtube tanto como su música, y está preparada para eso. Preperamos una selección:



Yo, monstruo mío, en el Festival por la Despatologización de las Identidades Trans (La Plata, 29 de octubre de 2011).

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Fragmento de Mariquita linda (canción de Traviarca, dedicada a Pedro Lemebel) + Hay una belleza valleja + Batato + Abrir la boca en Vómito 8, producido por Ausencia Cine.

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Eva (Casa Brandon, 5 de abril de 2013).

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Videoclip oficial de No oculto (poema de Poemario transpirado vuelto canción).

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