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Alfonso Díaz Rey*
Viernes 26 de junio de 2020
Las «confesiones» y «revelaciones» del exasesor de seguridad nacional en Estados Unidos, John Bolton, relacionadas con la salida a la venta del libro La habitación donde ocurrió, supuestamente de su autoría, corresponden en buena medida a una campaña publicitaria, pues son de sobra conocidas las bravatas, dislates, la propensión a mentir, la baja catadura moral, el desconocimiento del mundo y su historia, el escaso tacto diplomático y la limitada capacidad intelectual de su exjefe: Donald Trump.
Para quienes tienen la rara costumbre de leer para informarse y contrastar la información con la realidad, queda claro que esa campaña publicitaria no ofreció nada que se desconociera acerca de los dos personajes referidos, y de otros halcones que suelen reunirse en esa habitación.
John Bolton, de larga y siniestra trayectoria, formó parte de las administraciones de Ronald Reagan (1981-1989), George Bush (1989-1993), George W. Bush (2001-2009) y Donald Trump (marzo de 2018- septiembre de 2019), la última como asesor de seguridad nacional.
Perteneciente al sector de los «duros» entre los halcones, contó con el apoyo de las organizaciones ultraderechistas de origen cubano y venezolano asentadas en Florida, especialmente en Miami; su actitud ante los pueblos latinoamericanos y caribeños, salvo los regímenes sumisos de derecha, ha sido de desprecio.
Rayando en obsesión, es de los convencidos del destino manifiesto, ferviente defensor de la Doctrina Monroe y un declarado enemigo del socialismo y el comunismo; además, es de los que, como Trump, piensan que su país tiene el derecho de intervenir en cualquier parte, como una forma de imponer sus intereses y asegurar su «grandeza».
Esa obsesión forjó su personalidad y marcó su carrera política al servicio de un decadente imperio que, en el intento de sostenerse a cualquier costo, se ha vuelto aún más peligroso para la humanidad.
Los fracasos imperiales en los intentos de desestabilización y derrocamiento de los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, con un considerable daño causado a sus pueblos, así como posiciones divergentes con las de su jefe, respecto de otros países, fueron en buena medida el origen de su salida de la administración de Trump, como la parte más delgada de la cuerda que se rompió para tratar de disimular la responsabilidad del presidente.
Y la reacción de Bolton fue la de exponer a Trump como el personaje que todo el mundo conoce, igual de mentiroso, cínico, manipulador e ignorante de la historia que él, por lo que su libro no ofrece nada nuevo o relevante, lo que no será obstáculo para recobrar cierta notoriedad en el seno de los grupos de la ultraderecha norteamericana y hacerse de una buena cantidad de dólares para él y sus editores.
De cualquier modo, muestra la desfachatez y el cinismo con que se conduce el gobierno de Estados Unidos por establecer su dominio sobre los países de este continente y en el resto del mundo, característica presente a lo largo de su historia como país, al mismo tiempo que deja ver la estrategia del imperio, sus contradicciones y su irrespeto por el derecho internacional.
Quizá el libro de Bolton contribuya, como distractor, a paliar en parte las contradicciones al interior de Estados Unidos, agudizadas a raíz de la persistencia del racismo, la violencia contra las minorías y la deficiente gestión de la pandemia ocasionada por el SARS CoV-2, en el contexto de los efectos de la actual crisis económica y sanitaria.
Sin embargo, sin la asesoría de Bolton, Trump continúa sus dislates, bravatas, mentiras y exabruptos. Y precisamente por las conocidas características del inquilino de la Casa Blanca y su equipo de trabajo, su actitud es preocupante por el peligro que representan para el equilibrio y la paz del mundo, especialmente en Latinoamérica y el Caribe, que consideran como su patio trasero.
* Alfonso Díaz Rey es miembro del Frente Regional Ciudadano en Defensa de la Soberanía, en Salamanca, Guanajuato.
Foto de portada: Intermedia Press.
1 Comentario
Cuando echamos una ojeada a quienes conforman el régimen de los EEUU, lo menos que uno siente, es lo que cualquiera en su sano juicio, estar frente a una horda de caracterópatas furiosos y holgazanes, urdiendo cómo asesinar, despojar, invadir a quienes se les antoje, por la simple ocurrencia de sembrar el terror… y la estupidez…!