SOMOSMASS99
Jatzibe Castro*
Miércoles 7 de abril de 2021
Lo que viví en los túneles solamente fue la preparación de lo que fui conociendo con la compañía de los guías que siempre estuvieron conmigo. Cómo explicar lo que sucede allá a quienes ahora me escuchan perplejos, lo intento…
La llegada implica conocimiento, reconocimiento y adaptación y la potencia de la mente que registra la esencia del desear y creer en lo que sigue, lo recrea. Solo en los casos en que crees que lo que sigue es la nada, te asombras, porque la nada no existe, existe el todo y se transforma en eso en que tú crees y mucho más, te maravilla.
El allá es casi inenarrable, es etéreo, sabes que estás porque te sientes con los sentidos del alma, los que te permiten saberte presente, aunque en un principio no sepas ni cómo ni dónde. Cuando me percaté, lo que persistió fue la consciencia de mi existencia, algo de eso supe antes de partir, pero no me lo acababa de creer, era incomprensible.
Ahora lo sé y lo comparto, ya que todos pensamos en la muerte y lo que sigue, nos hacemos una idea que va del terror a la nada, a la esperanza en el paraíso, y es una amalgama. Es la nada en cuanto a lo que conocemos en este mundo y es el paraíso en cuanto a la posibilidad de reflexión, de estar contigo y ver, sin ver, lo que has hecho y dejado de hacer, las interacciones con los demás, la posibilidad de comunicación concienzuda con lo que fuiste y lo que eres, y la oportunidad de visualizar el ser desde un ángulo inimaginable en esta existencia. Lo tienes todo a tu alcance, pero no lo puedes asir, ni falta que hace.
Lo único que hay que hacer, es ser, lo que en este plano suele olvidársenos, porque no lo sabemos, porque no nos lo planteamos, porque, aunque seres avanzados nos lo traten de enseñar, no los escuchamos, no lo entendemos.
Entonces fui, fui yo y me vi interactuando con cada uno de ustedes, comprendí sus sentimientos hacia mí, comprendí quien era con el parámetro de su presencia, sus enojos conmigo, sus necesidades de mí, sus añoranzas y recuerdos de mi paso por su vida, me vi a través de su mirada y su sentir y tuve más claro lo que significa ser.
Una diferencia entre lo que viví en los túneles de la transición y lo que estaba conociendo, era que en el nuevo trance no hay juicio, solo son emociones, sentimientos, actitudes, hechos faltos de veredicto y sentencia. Era mi consciencia, era yo y la posibilidad de verme frente a lo que fui.
Allá no hay tiempo ni espacio, eres inocuo y tienes la posibilidad de desdoblamiento y ubicuidad, en un principio es algo enigmático, conforme te vas desenvolviendo en el tiempo sin tiempo y el espacio sin espacio, vislumbras tu verdadera naturaleza, la verdadera naturaleza de lo que es trascendente: la posibilidad de ser.
Iré paso a paso, primero era importante que me percatara y aceptara que estaba en una realidad diferente y en ella me diera cuenta que seguía existiendo, ¡podía pensar y sentir! Sentía que existía, pero no veía mi existencia, sentía miedo y curiosidad ante lo desconocido, ilusión y desazón, añoranza y extrañeza. Me preguntaba ¿qué era eso que era? Porque, aunque sabía que era yo, ya no me identificaba con mi nombre, no tenía cuerpo, no veía lo que estaba acostumbrado a ver, es más, en un principio era todo oscuridad. Así como en este plano hay que aprender a moverse, identificar nuestras manos y nuestro cuerpo, lo que nos rodea y a quienes están con nosotros, allá había que aprender a ver la luz, que es reconocible paulatinamente a partir de la costumbre a la oscuridad. Es una luz que se combina con la esencia del pensar, no es la luz del sol, pero brilla, no es la luz del día o de un foco, o de las gotas de la lluvia en las que se reflejan las luminiscencias, es una luz transparente en la que ves a otras presencias que, vas sabiendo, son como tú, que vas identificando poco a poco.
Como les decía antes, mis guías, los que me acompañaron durante mi vida y otros más, estuvieron conmigo. Volverles a ver o conocerlos directamente me dio tranquilidad, me acogieron con el amor que necesitaba. Quienes me acompañaban cotidianamente eran la compañía indicada en cada instante.
Allá tienes ocasión de estar donde quieras, vas y vienes a donde quieres y con quien quieres. Desde allá les acompañé en diferentes momentos de sus vidas, incluso a veces nos comunicábamos, sí, esas flores que aparecen o las que nunca se abren, esos roces que se perciben, esos olores inexplicables en lugares insólitos, esas conversaciones mentales que creemos imaginarias, esas melodías que sentimos dedicadas, esos sueños vívidos, son formas de estar juntos. Fui aprendiendo a enviarles señales que algunos de ustedes captaban claramente, a otros les extrañaban y vacilaban, y otros no relacionaban conmigo.
En la medida en que ustedes se iban adaptando a mi ausencia, que la iban aceptando, yo me dedicaba a vislumbrar el camino a seguir en mi evolución, en un proceso paralelo en el que ustedes me ayudaban a comprender mi proceder y sus consecuencias y yo les acompañaba en su duelo. Mi tarea era el entendimiento profundo de mí mismo más allá de sus juicios, más allá de lo que signifiqué en su vida, ustedes fueron el motivo, el motor, el porqué de mi actuar, la responsabilidad siempre fue solamente mía. Lo bueno y malo de mi proceder, de aquello que internamente me movía a reaccionar de una u otra manera, es lo que tocaba revisar, la mayoría de las veces en la intimidad de mi acaecer y otras con alguno de los seres que me asistían.
Y así pasó, no digo el tiempo, porque no existe, no digo la vida, porque ésa es ésta donde estamos nuevamente juntos, así es aquello que sucede en el entre acto del después de la muerte y antes del regreso.
En aquel interludio, me di cuenta que podía regresar con ustedes, me sorprendió la posibilidad, nunca lo había pensado, ni aquí ni allá. Vinieron las dudas, las cavilaciones sobre lo que implicaría mi vuelta, porque a la vez que sentía que mi momento con ustedes había terminado, pensaba en lo que, en su tiempo, había quedado inconcluso y aun así, sentía que eso sería parte de lo que estaba experimentando en mi nuevo entorno, que ustedes por fin habían aceptado mi partida y mi regreso turbaría su camino ya sin mí.
Y eme aquí, frente a su pasmo, su desconcierto, incluso sus dudas sobre qué hacer conmigo de vuelta. Después de mi muerte, ustedes fueron encontrando una nueva manera de hacer las cosas que hacían conmigo, lo están haciendo y ahora, ¿qué harán?, ¿a dónde quepo?, ¿me quieren con ustedes de nuevo? Algo así era mi pensar cuando supe que podría volver, y fue entonces que, en un santiamén, descubrí que no me había ido…
* Jatzibe Castro es pintora y escritora.
Instagram: Jatzibe_Castro
Fotos de portada e interiores: Jatzibe Castro.
Imagen de interiores: Pixabay.
Imagen de portada: Túneles ambivalentes. | Pintura intervenida por Jatzibe Castro.
3 Comentarios
La última frase es preciosa
Wow que profundo Jatzibita!! Durante la lectura haces que se transporte uno por un camino por supuesto desconocido pero al mismo tiempo que te lleva a un ambiente que en realidad termina siendo lo más familiar!! Estamos sin estar pero seguimos siendo. Me encantó!! Muchas gracias por compartirlo. TQM
Así, lo creo. Así lo siento.
Gracias